Pedro Echeverría V. es activista de izquierda desde hace muchos años en diferentes movimientos sociales en Mérida, Yucatán. Escribe con la frecuencia cotidiana y apasionada que requiere el tránsito complejo popular. Sus innumerables textos de coyuntura política y actualidad reflexiva y crítica se forjaron a lo largo de infinidad de publicaciones en varios periódicos. Académico de la Universidad Nacional de México (UNAM) y la Universidad Autónoma de Yucatán (ADY), es Licenciado en Historia (México) y Doctor en Ciencias de la Información (España).
Pero sobre todo es un amigo que nos envió el siguiente artículo vinculado con la realidad mexicana:
Políticos y Televisa pelean
de día, de noche
duermen juntos.
1. De acuerdo con algunos estudios, los medios electrónicos se han convertido en el primer poder de decisión en las sociedades capitalistas; son poderosos poderes fácticos con un enorme peso estratégico en el proceso de conformación económica, política, social, cultural y espiritual del Estado y de la vida nacional moderna. La Ley de Radio y Televisión data de 1960 y desde esa época no se han realizado cambios sustanciales a la misma. En 2005 se aprobó obscuramente en la Cámara de Diputados, por vía fast track, un proyecto de ley bautizado como Ley Televisa aprobada por unanimidad en siete minutos por 327 diputados y en marzo de 2006 el Senado la aprobó sin cambiarle una coma.
2. Pero en de junio de 2007 la Suprema Corte de la Nación determinó, sobre la inconstitucionalidad de las reformas hechas el año anterior, echando abajo la mayoría de los puntos que beneficiaban a los concesionarios. Sin embargo, en vez que los legisladores retomaran los acuerdos de la Suprema Corte, han dejado pasar más de año y medio sin decidirse a confrontar a esos abusivos poderes fácticos. Por eso los poderosos empresarios radiotelevisivos se sienten engallados exigiendo a los políticos hacer lo que los empresarios manden. ¿Por qué ningún gobierno puede ponerlos en orden para que cumplan como concesionarios?
3. La realidad es que no pueden vivir los políticos sin aparecer en la televisión ni los empresarios de TV sin el dinero de los políticos. Los poderosos empresarios de los medios (TV, radio, prensa escrita) sólo tienen como objetivo obtener millones de pesos y construir un gran imperio y los políticos sólo buscan escalar altos cargos de gobierno y gozar de todos los privilegios que les otorga el poder. Por tanto la batalla entre los políticos y los medios es una lucha por el poder. ¿Qué tiene que ver la población en este deplorable enfrentamiento por intereses particulares? A los seguidores del futbol, de la virgen de Guadalupe y de Pedro Infante, les importa un bledo; ellos quieren circo.
4. ¿Cómo pelear con los medios informativos (repiten casi todos los políticos) si han logrado penetrar e influir hasta en los rincones más alejados del centro político del país? En tanto López Obrador durante cuatro años se ha pasado cinco días de cada semana recorriendo miles de municipios del país con el total silencio de los medios informativos, los actos políticos de los funcionarios y políticos panistas y priístas son propagados ampliamente en los medios de información. A pesar de los indiscutibles y heroicos esfuerzos de AMLO para fortalecer su movimiento, con el silencio de los medios informativos, sus luchas parecen estar estancadas.
5. Los monopolios Televisa, TV Azteca y Radio Fórmula, poderosos medios de información, entretenimiento y manipulación al servicio del gran capital, han formado y controlado el pensamiento de la mayoría de los mexicanos. La radio lleva 80 años buscando dominar la mente de sus radioescuchas; pero la televisión en 60 años de vida lo ha logrado. En tanto en los años sesenta sólo veían la TV un 5 por ciento de la población, 40 años después sobrepasa al 90 por ciento. Con programas y publicidad bien dirigidos hacia el entretenimiento de una población cansada y aburrida, se introducen informaciones noticiosas totalmente tergiversadas.
6. La llamada “libertad de expresión” nunca ha existido para la población. Los medios de información han publicado lo que les da la gana con su propio criterio e ideología y han evitado que los demás expresen sus puntos de vista en esos medios. A mí, personalmente, después de decenas o cientos de artículos periodísticos he sido bloqueado, desde 1976, en Excélsior, Unomàsuno, Diario de Yucatàn, Por Esto!, La Revista Peninsular, El Financiero (Sureste), El Mundo al Día, Rebelión, publicaciones donde he colaborado hasta 11 años (Diario de Yucatán) ¿Puedo yo, acaso, hablar de libertad de expresión? Habría qué preguntarle también a Manú Dormbierer.
7. La llamada “libertad de expresión” sólo ha sido usada por los López Dórica, Loret, Alatorre, Cárdenas, Gómez Leyva, Beteta, Ruiz Heali, Ferriz, etcétera, para lanzar (en radio y TV) basura venenosa por la boca que llaman periodismo. Para que también, al mismo tiempo, prohíban que algunos políticos (López Obrador, Bartlett, Marcos, Corral,) e intelectuales honestos pudieran expresarse. ¿Por el contrario, puede alguien no darse cuenta de la enorme campaña que a diario se hace contra la gente humilde: las niñeras, las mujeres que “abandonan a sus hijos” para ir a trabajar, los que se roban un pan para comer, los que duermen en la vía pública o se roban una cartera?
8. Tengo la convicción que un buen gobierno, al servicio del pueblo (como el del venezolano Chávez) después de emplazarlos para que frenen sus mentiras y manipulaciones, de continuar, ya los hubiera clausurado. En vez de que esos medios de información ayuden a la población a desarrollar en un buen ambiente educativo, a entender el mundo que los rodea y a crear ideas sobre la solidaridad, esos medios se dedican a resaltar los valores yanquis mediante la propagación de programas que impulsan el individualismo y el consumismo. Por eso los Azcárraga, magnates de Televisa, siempre dijeron que la TV no debe educar sino entretener.
9. ¿Qué hacen los políticos mexicanos frente al comportamiento delincuencial de los medios informativos? La realidad es que no toman ninguna medida efectiva porque saben que sin aparecer en los medios no son nada. ¿Para qué hacer campañas políticas visitando poblaciones y ciudades, poniéndose en contacto directo con los electores si basta con aparecer en la TV dos minutos? Esa desesperación enfermiza de los políticos ha sido aprovechada por las empresas de radio y TV para imponer altos precios a la publicidad y a la propaganda que los políticos tanto desean. Basta con decir que más del 70 por ciento del presupuesto de campañas políticas se dilapidan en TV y radio.
10. Ahora que se han iniciado las campañas políticas ningún partido parece dispuesto a tocar a Televisa y a los otros medios. El presidente de la República y su partido necesitan a los medios para reconfirmar sus representaciones legislativas. Los priístas Beltrones, Paredes y Peña Nieto (sobre todo este último) deben quedar bien con Televisa porque son candidatos presidenciales. Lo mismo debe decirse de la corriente mayoritaria del PRD que busca consolidar su poder. Mientras tanto Televisa los chantajea, los regaña y ridiculiza sabiendo que sostiene la “sartén por el mango” mientras aquellos mantienen la cabeza inclinada.
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