Por Stella Calloni
Bajo la desesperada carrera por detener una Ley de Medios que es la verdadera recuperación democrática de la información, la campaña de los monopolios mediáticos es ilimitada aquí.
En los últimos días la revista Noticias publica un número cuya portada lleva el rostro de la Presidenta argentina con un ojo negro como de un golpe certero y otros rastros de violencia en la cara.
La revista aclara que es un “montaje” pero ya en sus páginas interiores, con lo cual alimenta el morbo de una mujer golpeada.
Una imagen brutal de un medio que suele tratar a la mandataria- y detrás está uno de los modelos más machistas de este continente- de “autoritaria”, cuando en otro país esa portada denigrando a la figura presidencial tiene castigo legal.
Periódicos locales del poder monopólico mienten sin disimulo y cotidianamente sobre la situación en el país. A eso le llaman “libertad de expresión”. La campaña que se registra aquí y que forma parte de la desestabilización anunciada públicamente por algunos dirigentes en su intento de derrocar a la presidente Cristina Fernández de Kirchner, es una de las más duras del continente, donde los grandes medios están activados en una red violenta bajo un comando único, que es notable en la transmisión de noticias y hechos mundiales desde una sola y única mirada. La del poder hegemónico.
La portada de “Noticias”, es sólo una muestra de la campaña emprendida contra una mujer que llegó a la presidencia con una carrera política propia, destacándose por su trabajo en el Senado, donde fue una figura de ariete contra la política del ex presidente Carlos Menem. Algo que muchos no recuerdan.
Menem llegó anticipadamente al gobierno en 1989, cuando las acciones golpistas desestabilizadoras de grupos económicos y ex militares de las dictaduras, utilizando descontentos sociales y grupos de choques en asaltos a supermercados, -en un ensayo que se volvería a utilizar en otros momentos de conflictos aquí -determinaría el alejamiento adelantado del ex presidente Raúl Alfonsín. Golpismos montados en situaciones de viejas carencias reales.
Alfonsín, de la Unión Cívica Radical (UCR) inauguró la transición democrática después de la última dictadura militar (1976-1983) la más cruenta en la historia nacional.
Todo se hace en nombre de la “democracia” término que mal le aviene a los que compraron Papel Prensa en negocios turbios con la pasada dictadura militar (1976-1983), cuando esta tenía secuestrados a los dueños de esa empresa.
Negociaron con los dictadores comprometidos en crímenes de lesa humanidad y en el robo de centenares de niños nacidos en cautiverio, en una acción sistemática, que superó la brutal imaginación de perversión y muerte de las dictaduras del Cono Sur.
Por estas horas, el diario La Nación y sus asociados como El País de España, entre otros, se han detenido en un hecho no sólo anecdótico sino humorístico para llevar a un extremo los ataques a la Presidenta argentina.
Textualmente Valeria Vera del Diario La Nación dice que “las confesiones de Cristina Kirchner sobre su fin de semana en El Calafate y las bondades de la carne de cerdo en relación al sexo no pasaron inadvertidas”. Se refería a los dichos de la Presidenta que simplemente se refirió a un informe de productores del campo, que hablaba de los efectos afrodisíacos de la carne de cerdo, en un encuentro con cooperativistas, que trascurría en un ambiente distendido donde bromeó con los asistentes.
Resultó obvio que algún jefe de redacción de La Nación, decidió enviar a una reportera para tratar de demostrar que la presidente se equivocaba y tomar esto en un tono de burla que asombra.
“La ilusión de algunos sobre sus efectos afrodisíacos (de la carne de cerdo) y beneficios para aumentar el placer en la pareja lejos está de concretarse. No hay ningún estudio de investigación que demuestre que la carne de cerdo mejora notablemente la actividad sexual. La realidad es que toda la evidencia médica resumida de los últimos 50 años no es suficiente para decir que ese alimento es eficaz en ese sentido", dice la periodista.
Cita a Amado Bechara, jefe del departamento de Disfunciones Sexuales de la División de Urología del hospital Durand, para aseverar esto, y añade que si bien “el especialista reconoció la diversidad de trabajos internacionales publicados sobre los elementos afrodisíacos y sus propiedades, hizo hincapié en que en ninguno de ellos menciona a la carne de cerdo dentro de los alimentos analizados”.
Aunque parezca insólito, un periódico como La Nación se ocupó en invertir páginas, textos, entrevistas para tratar de desmentir a la mandataria, que por cierto no aseveró nada, y como ella mismo lo dijo, estaba citando el informe de los productores del lugar.
La Nación prosigue con su infantil demostración, y acude a la “licenciada en psicología y sexóloga clínica” Diana Resnifoff quien describe que en “todas las culturas ha habido una clara intención de atraer al sexo opuesto a partir de la preparación de filtros, pócimas de amor, ungüentos y prácticas Rituales”.
Para la reportera y para La Nación, esto “desmitificó” “los dichos de la Presidenta”, “que apenas trascendieron, despertaron polémica y hasta risas en la opinión pública”. Así lo escribe.
Era para reir no para llorar que la Presidenta habló del tema. En cambio es para llorar que un periódico que se autoerige como el “más serio e importante del país” haya llegado a estos extremos.
¿Cómo puede una sicóloga llegar a la conclusión de que “el cerdo es poco afrodisíaco? Es más bien un alimento pesado, de digestión lenta y que no favorece el encuentro sexual. En general, cuando hablamos de elementos afrodisíacos, no nos referimos a sustancias tan pesadas.
¿Es esa una conclusión científica? ¿Cómo puede asegurarlo una psicóloga?
Debería consultar a los habitantes de zonas caribeñas donde el “pesado” cerdo se come con una pasión digna de otras causas y donde el sexo funciona mucho mejor que en un país, donde una derecha antiafrodisíaca y antediluviana vigila la hipócrita “moralina” argentina.
Según la periodista “los profesionales consultados (no se sabe quiénes son) negaron también, que la carne de cerdo sea más efectiva que el Viagra para combatir los problemas de disfunción sexual”.
¿Hasta qué límite de ridiculez pudo llegar La Nación en su desesperada carrera por denigrar o ridiculizar a la mandataria argentina, por orden de quienes los teledirigen desde oficinas donde no precisamente se discuten las propiedades afrodisíacos de la carne de cerdo, sino la efectividad de las picanas eléctricas, de los 50 mil voltios aplicados a seres humanos para reducir rebeldes, o de bastones eléctricos, o armas de torturas que han dejado fabulosas ganancias a empresas de Estados Unidos y otros socios?
Lugares donde se discutió y se mintió públicamente con ayuda de medios como La Nación, para invadir países como el caso de Irak, donde se ha consumado el primer genocidio del Siglo XXI, con el silencio cómplice de un periodismo tan criminal en su acompañamiento de la mentira como en el silencio sobre el crimen.
No se preocupa La Nación de investigar la compra de armas letales por el ultraderechista jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, el mismo que no vacila en decir que son “prejuicios” las advertencias de conocidos organismos internacionales y de gobiernos sobre armas como las pistolas-picanas adquiridas por él, y que indican que son letales y que su uso viola los derechos humanos.
La decadencia de esos medios ha llegado a límites extremos y obliga a preguntarse, ¿hasta dónde puede continuar avanzando?
Vale también preguntarse ¿hasta qué punto puede llegar la obediencia debida de un periodista? Cuando un medio es partícipe necesario de guerras sucias, golpes de Estado, sean estos “suaves” o “duros”, o la combinación de ambos, como sucedió en Honduras o apoya los argumentos falsos para actuar contra un pueblo, donde se provocarán miles de víctimas ¿un periodista puede aducir obediencia debida? Un medio que presta sus páginas para el armado de una guerra que tendrá inexorablemente víctimas y miente a sabiendas ¿puede autoconsiderarse ‘democrático’, ‘independiente’ o liderar supuestas causas de libre expresión, cuando su objetivo es la libre empresa y sus consecuentes ganancias? Son preguntas inevitables en estos tiempos.
Artículo publicado en Revista 2010 n° 35
Mabel Maidana
Co-coordinadora Comisión "Nicolás Casullo"
de Medios Audiovisuales en Carta ABierta