viernes, 22 de julio de 2011

¿QUE VES CUANDO NO VES?

 Mi amigo el Pájaro Salinas hizo que prestara atención a un artículo de Teodoro Boot que publicó en su blog. Vale la pena leerlo porque Boot hace un análisis fuera de los lugares comunes que se pudo escuchar en estos días. A continuación lo reproducimos porque creemos que aporta para seguir pensando en ese electorado que recibe muchos apelativos, quizá el más sencillo sea que es un electorado difícil y cambiante.

 Teodoro Boot
La relación enfermiza entre Buenos Aires y el conjunto del país viene de antiguo, es incluso anterior a la independencia y ha pasado por distintas etapas que no viene al caso enumerar ni analizar aquí, aunque sí, tal vez, tenerlas presente.

No hay nada extraordinario en esto, ni en la macrocefalia porteña, esa cabeza de Goliat que algunos creyeron ver emplazada en un enclenque cuerpecito argentino: es condición de la dependencia y el colonialismo y regla común a todo el Tercer Mundo; deformidad tenida por normal y que provoca asombrosas distorsiones de la percepción, que van desde creer economía nacional al comercio exterior y llamar economías regionales a la economía nacional, hasta considerar "pajueranos" a los habitantes del interior argentino, convertidos para esa distorsionada mirada porteña en oriundos de un exterior ajeno y a menudo hostil. 

Hay décadas de colonización cultural y pedagógica detrás de esta alteración de las percepciones, fenómeno que no conviene tomarse a la ligera habida cuenta del rol que cumplen hoy unas comunicaciones instantáneas y universales, por más que se trate de una universalidad relativa o acotada.

Los medios de comunicación "nacionales" son y no son nacionales: lo son en tanto llegan con su imagen, su voz y sus textos a todo el país, pero no lo son en tanto llegan a todo el país trasmitiendo una problemática que no es la de todo el país, sino apenas la de la ciudad de Buenos Aires, con la episódica inclusión del Gran Buenos Aires, pero sólo como productor de "inseguridad".

 No es sólo cuestión de decir que un rosarino, un cordobés, un pampeano o un jujeño están perfectamente al tanto de todo cuanto ocurre en Buenos Aires sin que ningún porteño tenga la más remota idea de qué ocurre en Jujuy o Rosario, excepto que se produzca alguna catástrofe climática, humanitaria o política, sino que tampoco ningún porteño tiene la más remota idea de lo que ocurre en Avellaneda, ciudad más cercana al centro político y administrativo de la ciudad de Buenos Aires que los barrios porteños de Saavedra, Villa Pueyrredón o Villa Devoto, mientras el vecino de Avellaneda, Quilmes, San Justo o José León Suárez se encuentra permanentemente bombardeado por una problemática porteña que, en gran medida, no se corresponde con su propia cotidianeidad.

Es más: esa "problemática porteña" trasmitida a todo el país tampoco concuerda con la propia cotidianeidad del vecino de Buenos Aires. Sin embargo, llega a obnubilarlo, distorsionando su propia mirada hasta hacerla parecerse a la realidad mediáticamente trasmitida.

Los medios ya no son medios
No pretendo descubrirle el agujero al mate al decir que los "medios" han ido evolucionando hasta convertirse en "sujetos", ni al agregar que ya no son instrumentos de trasmisión sino sujetos trasmisores, y que se encuentran en el centro del debate político y la pelea por el poder real. Pero, curiosamente, esto que todos sabemos, suele olvidarse. Se olvida, por ejemplo, cuando se analizan o más bien se describen las recientes elecciones porteñas y se habla de la campaña de Macri, como si la campaña de Macri fuera la que diseñó Durán Barba, siendo que la campaña de Macri, o la de ese sector que se opone frontalmente a la dirección que el kirchnerismo le ha impreso a la política y la economía argentinas, es diseñada y ejecutada por los grandes medios de comunicación, que no son instrumento de Macri o de cualquier otro factor político sino  exactamente a la inversa.

Es así como mientras los medios destruyen sistemáticamente lo que pueden destruir del kirchnerismo e ignoran al resto, el "candidato" se limita a sonreír amablemente y a distribuir globos a los niños y libros a los viejitos.

¿Quién puede objetarlo? Se pelea con los instrumentos de que se dispone, con todos los instrumentos de que se dispone. Y eso hay que tomarlo en cuenta, claro, pero no puede pretenderse que un candidato llamémosle kirchnerista se limite a sonreír y a repartir globos y novelas, porque estaría aún en mayor desventaja. Quienes eso pretenden, exigen o recriminan, olvidan quién hace la política, la auténtica política de ese magma llamado "macrismo", y caen en la superstición de creer que la política eficiente, exitosa, es la que diseña Durán Barba.

La distorsión surgida del uso del resultado electoral por parte de los estrategas de esos instrumentos llamados Pro, Macri, Durán Barba, llega más allá y obnubila el entendimiento hasta de aquellos que deberían tener por lo menos algún entendimiento. Es así como algunos sectores  intelectuales y aún políticos, se abocan a las catarsis colectivas indiferentes al punto central de la política argentina, que no es ni puede ser una elección para elegir al intendente de Buenos Aires sino la instrumentación del resultado de ese acto electoral para instalar a Mauricio Macri como "gran esperanza blanca" para las elecciones presidenciales del 2015.

En el 2011 Macri ya no puede ser candidato presidencial ni jefe o cabeza de una alianza o espacio de esa suerte de menemismo fashion y facho que se ha impuesto en las elecciones porteñas, tuvo un notable desempeño con un candidato claramente impresentable en Salta y amenaza con romper récords en Santa Fe. Y no puede serlo porque le resultó imposible conjugar en la capital buena imagen y chances electorales de algún sustituto, como podía haber sido el caso de Gabriela Michetti, con la continuidad de los grandes negocios que garantiza únicamente Horacio Rodriguez Larreta. Razón por la que Macri se vio forzado a retirar su candidatura nacional para presentarse en la ciudad, único modo de mantener su fuerza política en el distrito.

De no ser por esta debilidad estructural, es razonable sospechar que tras un seguro segundo puesto en las elecciones presidenciales, Macri habría quedado instalado como gran referente opositor y seguro candidato de una alianza "menemista fashion y facha" para el año 2015.

La conducción de todo este proceso, basada en el buen desempeño del Pro en las elecciones porteñas, consiguió disimular esta debilidad e instalar a Mauricio Macri como gran ganador y seria amenaza a la capacidad electoral de la presidenta de la nación, espejismo construido con la invalorable ayuda de intelectuales, activistas y no pocos dirigentes del kirchnerismo, tan obnubilados por la manipulación como el más papamoscas de los ciudadanos.

La real realidad
De repararse en las cifras crudas y objetivas de la elección porteña, surgirá con claridad su relativa insignificancia real, que contrasta fuertemente con la construcción simbólica que de esa elección se ha hecho.

 Sobre un padrón de 2. 400.000 habilitados para sufragar, el Pro obtuvo 830 mil votos, el Frente para la Victoria casi 500 mil, Proyecto Sur 225 mil, todas las demás fuerzas reunidas unos 300 mil, mientras no concurrieron a votar 650 mil ciudadanos, una cifra nada desdeñable al ser colocada junto a las demás.

Si se analizan los diferentes desempeños en función de lo que más importa a la conducción de este proceso y hasta al Pro mismo, más allá de concluir que Marricio Macri se encuentra muy cerca de ser consagrado jefe de gobierno, puede observarse con claridad que la diferencia entre el Pro y el FPV es de apenas 330 mil votos y que en camino a la elección presidencial los 500 mil votos obtenidos por Daniel Filmus no son un techo sino, por el contrario, el piso del que parte la candidata a presidenta Cristina Fernández, mientras que los 800 mil votos del Pro carecen de un candidato claro detrás del que encolumnarse, pudiéndose conjeturar que tenderán a dispersarse, yendo en un buen porcentaje a engrosar los votos de Cristina Fernández.

Y esto es así porque no obstante el "discurso" mediático, el Frente Para la Victoria ha hecho una muy buena elección, tan buena como la del Pro, o acaso relativamente mejor, de comparársela con la elección para jefe de gobierno del año 2007, cuando en la primera vuelta Macri obtuvo 798.000 votos, apenas 32 mil menos que los 830 mil obtenidos el 10 de julio.

El Frente para la Victoria había obtenido en el año 2007, 414 mil votos,  75 mil menos que los 489 mil del 10 de julio.
   
En cuanto a la segunda vuelta, en el año 2007, Macri recibió 1.007.800 votos mientras que los de Filmus fueron 645.780. En otras palabras, Filmus necesita 156 mil votos más que los obtenidos para igualar su desempeño del 2007, mientras que, para lo mismo, Mauricio Macri necesita sumar 237.800.

 En realidad, el desempeño de electoral del Pro fue más o menos equivalente al cumplido el año 2007. Lo que ha cambiado es la percepción, y esa percepción cambia no justamente por la observación directa y fría, sino debido a la construcción mediática cuyo mayor éxito es haber colonizado la mente de los propios kirchneristas porteños, la de sus candidatos y, sorprendente o no tan sorprendentemente a sus intelectuales: todos ellos han sido incapaces de elaborar un discurso, no ya contrapuesto al de los medios –no se trata de algo tan tonto– sino un discurso operativo que surja de una observación fría y objetiva de la realidad y ayude a los activistas y simpatizantes kirchneristas a observarla con la debida perspectiva y no a través del ojo de la cerradura de los medios porteños.

No ha fallado la campaña electoral ni el desempeño electoral: ha fallado la capacidad de los dirigentes, cuadros e intelectuales del kirchnerismo de la ciudad de Buenos Aires, que siguen creyendo en la existencia de una verdad objetiva y, mucho más grave todavía, en la existencia de una suerte de tribunal de la Razón que parecen creer que reside en la suma de los votantes anónimos. 

Ni una cosa ni la otra existe, pues "la verdad" es siempre relativa, subjetiva e instrumental, y no existe una "Razón" a la que apelar sino una emoción, una pasión y una esperanza que despertar.
 Mabel Maidana, Co-coordinadora Comisión Nicolás Casullo
de Medios Audiovisuales en Carta Abierta.
Las versalitas son nuestras, no pertenecen al artículo original



lunes, 18 de julio de 2011

SITUACION PELIGROSA

El artículo de Damián F. publicado en Diario Registrado el 28 de junio señala la vinculación entre la baja de las ventas del diario con  sucesos políticos en nuestro país. Pero termina con una frase interesante sobre la que es bueno reflexionar. Este es el artículo:


Pareciera ser una regla de tres inversa. Cuanto más aumenta la imagen positiva del Gobierno Nacional y su intención de voto (entre el 45% y el 55% en todas las consultoras, incluso las de la oposición), las ventas del Diario Clarín caen estrepitosamente. Este descenso de las cifras se vincula de forma directa a sucesos políticos ocurridos en nuestro país.
        
Es importante aclarar que, de aquí en adelante, los números corresponden a las propias Declaraciones Juradas de los editores responsables de cada diario, con posterior verificación del I.V.C.

Durante el gobierno de Cristina Fernandez de Kirchner, entre 2007 y 2011, el oligopolio vio caer sus ventas un 25,1%. Aquellos 389.900 ejemplares diarios que vendía en promedio Clarín hace cuatro años, quedaron en el olvido; hoy en día el promedio descendió a 293.150.

La credibilidad del “gran diario argentino” se vio afectada directamente  desde el conflicto con el campo (artículo 125), la puesta en debate masivo de la flamante Ley de Servicios Audiovisuales, la causa por los hijos apropiados de Ernestina de Noble y la venta de Papel Prensa (sin olvidar el surgimiento de algunos espacios televisivos, radiales y gráficos encargados de mostrar los recortes intencionales –y muchas veces mentirosos- que realiza el diario).
 
Quienes defienden los intereses de Clarín (CEO, Periodistas, Corporaciones, Políticos opositores, etc.) dirán que las ventas en general han caído porque la gente compra menos diarios debido al consumo del mismo a través de internet. ¡Otra mentira del Grupo!

Es muy sencillo de refutar aquello si analizamos las ventas del resto de los diarios que tienen, al igual que Clarín, su sitio web disponible de manera online. Veamos por ejemplo el caso de La Nación (también opositor al gobierno); las ventas durante el gobierno de Cristina Fernandez de Kirchner se mantuvieron prácticamente sin variantes (-0,9%): 161.000 (2007), 158.000 (2008), 138.000 (2009), 155.000 (2010) y 159.400 (2011).

Diario Popular, por su parte, no solo no disminuyó su venta, sino que  aumentó en un 7% su promedio diario: 85.300 (2007), 87.900 (2008), 88.600 (2009), 90.400 (2010) y 91.300 en lo que va de este 2011.

En resumen, graficado:
La venta dominical del diario de Noble, la más importante en términos cuantitativos y la que con sus tapas contiene el mayor peso semántico frente al gobierno actual, corre con la misma suerte. Sus ventas han caído un 21,7% desde la asunción de la mandataria. Pasó de vender casi 780.000 ejemplares a 610.000.
Si se observan los números de una manera más discriminada, no es difícil encontrar -a este descenso- causas directamente relacionadas con relevantes sucesos políticos vividos en el país. Dos, fácilmente observables, se ejemplifican a continuación.

·         La primera caída abrupta en ventas se encuentra en el paso del año 2008 al 2009, especialmente en el primer semestre donde el campo comenzó con el famoso lock-out patronal amparado, entre otros, por el diario Clarín. En ese año sus ventas cayeron un 8,2%. Probablemente aquí, muchos lectores hayan perdido identificación con el medio por la posición adoptada.

·         La segunda, y la más letal, fue el 9,7% que disminuyó a fines de 2010. No por azar, ni por cuestiones de poder adquisitivo, el diario sufrió, únicamente de octubre a noviembre, una caída de casi 8 puntos (post fallecimiento del ex Presidente Nestor Kirchner).

Clarín ha cambiado. Los medios en Argentina, han cambiado. La gente y su incredulidad, también.

No es casual, en los grandes grupos económicos ninguna decisión es deparada al azar, que MUY, el nuevo emprendimiento empresarial, intente presentarse como “sensacionalista” y arrimarse al nicho de quién no deja de crecer en ventas: Diario Popular.

A veces, el forzar algo que no se es, el mostrar o acaparar espacios que jamás serán propios, puede quedar a la vista MUY rápidamente. A veces, también, el sensacionalismo mal logrado puede rozar lo grotesco, lo chabacano, y muchas otras, lo “incomprable”.

Gracias a la labor de algunos periodistas, actores de la cultura, militantes, organizaciones sociales y políticos comprometidos, se desinstaló la verdad absoluta del medio. Sus objetivos y sus intereses quedaron al descubierto como los del resto de los grupos.

En esta oportunidad no son las voces, ni las imágenes, sino los números quienes demuestran que la credibilidad del diario de Noble está en jaque. Se acabaron los tiempos en que “lo que dice Clarín, es lo que ocurre”.
Clarín tiene sus intereses, y el Pueblo –o gran parte de este- otros.

Llegó, al fin, el momento de cambiar una vieja frase del periodismo tradicional:
Ya no es “Un gobierno no resiste tres tapas seguidas de Clarín”, sino, “Clarín, no resiste tres gobiernos populares seguidos”.
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La conclusión es  interesante e inquietante. La última frase tiene coherencia con la línea editorial paulatinamente más agresiva, virulenta y denostativa que se aprecia tanto en sus medios radiales como en la pantalla de TV. 

Su asociado para la sustracción mediante la tortura de Papel Prensa, también levantó llamativamente el tono. Para dar un ejemplo la escriba transformista, la que hizo popular la frase "Comingo no", publicó un artículo el sábado 16/6 que es un modelo de frase cuyo objetivo es estigmatizar a la Presidenta de la Nación. Ver acá
Vale la pena reflexionar sobre la frase acuñada: "Clarín no resiste tres gobiernos populares" en función de la acción política. 
Vamos en camino hacia el tercer gobierno popular, el segundo mandato de Cristina.  
Mabel Maidana, Co-coordinadora Comisión Nicolás Casullo 
de Medios Audiovisuales en Carta Abierta